DON RAÚL
El viejo subió al bus, pagó su pasaje y se sentó en el asiento vacío que estaba junto a mí.
El viejo subió al bus, pagó su pasaje y se sentó en el asiento vacío que estaba junto a mí.
El indigente apestaba a mil basureros juntos, dejando a su paso una estela de narices ofendidas y rostros descompuestos.
El bofetón de su mal olor también me llego a mi, sólo que cuando ya tenía la náusea a flor de garganta, él me habló… no fue una charla larga, diez minutos después a pedido de los pasajeros, el chofer hizo bajar al viejo indigente de la micro, ciertamente no era su destino de viaje, Don Raúl obedeció sin reclamo.
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